El papa de Roma, después de abandonar su cargo, salió al balcón del Vaticano y mostró a todos sus fieles congregados el famoso estuche de Ester. Muchos de los asistentes empezaron a gritar Estuuuuuche, Estuuuuuche!, hasta que el papa lo retiró, ocultando otra vez el estuche al público.
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